Al Cesar lo que es del Cesar: La villa del cine es una de las cosas buenas que ha parido el gobierno del Presidente Chávez. Decir lo contrario, es se absolutamente ciegos y egoístas.
Ayer fui a la Cinemateca Nacional, y por tan solo Bs 3,50 pude disfrutar de una película HECHA EN VENEZUELA, por la villa del cine: “Cheila. Una casa pa’ maita”.
Muy buena fotografía, sonido, dirección artística, actuaciones, pero sobre todo: muy buen tema. El eterno pero nunca suficiente tema de la intolerancia por cualquier motivo, en este caso por ser sexualmente diferentes, en el contexto de la idiosincrasia nacional. No obstante, debemos reconocer que se ha avanzado en acabar con dicha intolerancia, pero no se ha hecho lo suficiente, como sí van haciéndolo los argentinos.
Además del tema de la intolerancia, el film retrata de manera descarnada pero sincera el “venezuelan way of life”, de una familia típica criolla. En el caso de la película, de una familia de clase baja, pero bien puede retratar a una familia venezolana de clase alta. Los venezolanos somos así, y como bien dice un personaje de la película nuestro problema “es cultural”.
Lástima que, como en tantas otras películas latinoamericanas, en donde se trata el tema de la discriminación por razones de orientación sexual, el final feliz siempre pasa por huir hacia el “primer mundo”, en donde también suceden casos como los de la película “los muchachos no creen en lágrimas”, basada en hecho reales.
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